20120101

Ser una prostituta.


Pornography, it seems to me, is no different from war films or propaganda films in that it tries to make the visceral, horrific, or transgressive elements of life consumable.


En el ir hacia las entrañas de la ciudad, en búsqueda de un lugar para pensar; valorar lo que ha pasado, inclusive acomodarme a éste nuevo espacio, me dió el lujo de encontrarme con alguien que necesitaba escuchar a alguien más y dado que yo también necesitaba aunque sea repetir la dosis de hablar de algo diferente, me hizo el primer día de vuelta a la tierra fría; a dónde sólo el viento se divierte con juguetear con la bufanda arremetiéndola levemente contra el rostro. A dónde las plazas cobran vida después de las ocho y donde el olor a ponche se entremezcla con el húmedo licor del frío navideño.

Daban apenas las 7 de la noche y por arte de magia, así tal cual lo puedo asegurar; sin traer estupefacientes ni nada, sólamente el amargo trago de haber recibido la noticia del reporte climático, me adentré al ya famoso Mesón de las Rosas.

Bello, tal cual lo recuerdo, más que en las noches le albergaba éste lúgubre pero encantador perímetro. Castañeaban las llamas de las velas, que hacían juguetear el goteo de la parafina en todo el platillo que brillaba en lo más recóndito de los candelabros, aquellos que iban al vaivén de la música que ambientaba el lugar y al ritmo de las olas de frío que sumergían en el lugar a cada soplido.
Demás, la sensación de felicidad, haber encontrado al menos una cara diferente con lentes y barba de la que ya estaba acostumbrado a ver, ésta no se mostraba osca ni mucho menos petulante a como ya me había adiestrado: con un regaño y un juicio cada vez que nos encontráramos. Estaba seguro de que la primer noche me iba a hacer apabullarme con el incisivo veneno del infiel y escrupuloso pasado.
La catársis se fue indudablemente rápido gracias a la última llamada que sostuve en la Ciudad. Alejarme y esconderme, ya no sonaba a símiles de cobardía; inclusive si ella me lo había aconsejado, no hubiese sido tan notorio como al experimentarlo ahora. Regresar con mi gente, con el antropólogo y el fotógrafo más escandalosos al reír y la afable sexóloga que sólo habla de lo mucho que el IFE ha invertido en la solidaridad de los tan politeístas electores empresariales. Tanto el frío como la música, me hicieron olvidar muy pronto el rencor. Pasé de ser del incómodo al atractivo -vaya que es algo bizarro, debería de confesar, pero me encantaría repetir-.

A los pocos minutos, vasos y bocados, se vinieron encima las nuevas personas en el lapso de la noche; coloridos, sonrientes y confiados. Estrechandome la mano y dandome el beso de mejilla, que eran los abrigos más cálidos al rededor de la gélida noche.

 "Die ehemalige sind... wie 'Nightmares'. Nehmen Sie den Traum, Sie überwältigen, aber dann weiß Sie, dass nur ein böser Traum war; die erscheint nur wieder in den Erinnerungen und später, die wirklich sinnlos waren, ist Iran löschen ohne minimum "Account", Liebe." Dijo ella cuando le comenté mi tan liberador y terrible pesar que amalgamaba mi energía, alegría y molestia en la noche. De hecho, tenía un afán de voltear a verme y seguirme la charla aunque era difícil discernir lo mucho que masticaba el español y lo tanto que combinó el vino, con su pícara conversación. Tenía un curvilíneo cuerpo, emulsificaba la música al bailarle aunque sea con el contoneo suave de los desnudos hombros, tersos y pálidos que se asomaban debajo de su negra y densa cabellera rizada.

Sin pensarmelo dos veces, pregunte su nombre al pesadísimo hombre que me estrechó la mano y me dio el abrazo más duro que había recibido en toda la noche. "Para ser un pendejo, tienes buen gusto. Es mi jefa, wey". Resultó ser Idette. No Ivette, como el nombre que ya es común, que hasta era motivo de reconocer las burlas del salón de la Prepa al sólo incitarle una melliza y prácticas lésbicas incestivas a mi compañera Ivette. Alemana, de hábitos chilangos, residente de Juriquilla por más de tres años. Era una belleza mezclada; inclusive era tan segura de si misma, que la caricia con los labios al introducirse a mí, despertó miradas altivas entre mi tía y mi hermana. No le dí la mayor importancia, pero al pasar la noche y seguir sosteniendo la mirada, descubrí en su seguridad, una versión encantadora.

Vestida de rojo, era lo más vívido de la noche. Inclusive si en la componenda del balcánico son que incitaba a bailar, ella prefirió mantenerse correspondida en la mesa -aunque bueno, la charla basó sólamente en cosas superficiales al inicio, ya cuando se subieron los tonos (y cuando digo esto, me asemejo mucho a una intimidad), era motivo de que yo tampoco quisiera seguir el ritmo guapachoso- y cuando viraba a dirección opuesta a mi mirada, sostenía una agudeza en cómo movía los labios.
Penetraba cada vez más la nula incomodidad con el despertar de un interés en mi historia, que no chisté en querer conocer lo que rodeaba su ligero misterio. De los pocos recuerdos que feliz, recuerdo a una conversa de mujeres, del elenco de los filmes de Anna Faris. Distinguiendo que algo que marea el interés seguro y bien portado del hombre, es el misterio que envuelve la personalidad de una mujer. Aunque era algo que resaltaba más que el aspaviento de su cabellera con fragancias de shampoo frutal y su perfume que había enajenado mi paladar; sus trazos de tela que cubrían su piel, que el engañoso sacrificio de soportar el frío, parecía darle motivaciones para portar el rojo, hasta el siguiente nivel.

"Y bien, ¿a qué te dedicas?" Fue la primer y última pregunta que relacionaba su manera de vivir. Primero pensé que era una broma sugestiva, que me incitaba a malportarme, pero no obstante a la presencia de mi amigo; el hombre que se sabe de comportamientos macho-hembra, alguien que espero esté leyendo ésto para que entienda mi posición entre el mitón del excesivo frenesí y la incomodidad del flirting; a quién espero me pueda hacer discernir entre celebrar el año nuevo y continuar o terminar con el ciclo de números que nos rigen; a quién sabe exactamente que la respuesta corporal al decirme que era una prostituta, refería a una vocación y afirmaba con el mentón que lo disfrutaba. Continuamente dudé de su sinceridad. Hubo tiempos a los cuales ni siquiera traté de seguir la corriente y trataba de hacer limítrofe el asunto de lo verdadero de la charla.
Ella simplemente, divertía el rulo de su cabello y mordisqueaba el labio, mientras hacía bromas de lo mucho que le gustaba mi cabello y lo bien que comprendía a los despechados.

Para no seguir con el aburrido hecho de dudar, quise interpretar que ella sabía muy bien, cómo reanudar la vida después de la vida. Cómo comprendía ella, tanto por su vocación, su mezcolanza de culturas y hasta por su simple carácter, el cómo superar las pérdidas. Aquellas que premuran el dolor del pecho, cuando damos cuenta que no cogitan con nosotros en fechas tan fraternales. Por que aunque sea de alivio saber que contaría mi abuelo con mejores cuidados, una casa más grande y un nieto más chico al cual ver crecer; me duele el hecho de que desde el sábado, ya no estará pendiente de a las horas que llegaré; ya no sabrá que le hice de comer los higaditos que tanto le gustaban. Ya no le hablaré de lo mucho que había visto al ir a la Merced. Lo mucho que había aprendido de cocina y lo mucho que le había extrañado en los fines de semana. Es una pérdida reciente, que aunque estuviese a unas sillas de mí, inundando bromas incoherentes y comiquísimas a la cena, se me estaba alejando demasiado y aún, no lo puedo superar.

"La gente viene y se va; cuando vienen de regreso, deberán saber, que su vida aquí ya terminó..." Aunque pensé que estaba vacilando el hecho de un transmuttum, pensé que en verdad tenía razón. Como aquellos agitadores recuerdos al ver una camisa. Oler las fragancias o escuchar la música favorita de aquél que se a retirado, puede significar el intento de regresar, pero su vida terminó y lo material, ya no significa nada más, que el término de un uso. "Si te refieres a la gente que se fue por voluntad propia, no hay nada que sepas hacer más que arrojarles un fuerte beso y darles la espalda. También si regresan, lo cual dudo mucho que los dejes regresar, por que entonces tienes ojos en la espalda y caminas hacia atrás, les debes dar la media vuelta".
Una filosofía simple, de hecho, pero tan certera. Complementando los consejos de la llamada anterior, el trago amargo se fue haciendo sólo un dolor del estómago.
Me sentí en confianza y le comenté, sin apuro y sin adornos, mi vida, mis relaciones y mis bromas más cotidianas. Traté de mostrarle también, que superviví a una relación que quebrantó recientemente y bromeamos de lo mucho que mi amigo el barbón, solicitaba darle de baja de sus números frecuentes a ella, por asalta cunas. El barbón, sabía que yo intentaba diluir el pesar de los días anteriores con la urgente ayuda de formarme un futuro sano. No seguir la corriente de los ataques a los cuales se me había acostumbrado y simplemente, reírme de mí mismo.

"Sólamente las prostitutas, no nos podemos reír del pasado. Sólamente las prostitutas, podemos darnos el lujo de abofetear a una persona pero con la necesidad de hacernos la típica estrellita, que se hace notar diciéndose que es el diablo en persona. ¿Tú crees que las prostitutas son fieles para poder demandar fidelidad? La fidelidad, kleiner, es algo que no ocupamos, pero nos encantaría obtenerla. Nos encantaría ser amadas, sin afán de cobrar dinero. No somos ajenas al cariño; ¿tú crees que soy ajena al cariño? Te contaré: viví mucho tiempo enamorada de un cocinero, como tú. Sólo que con mayoría de edad y vello en el rostro, así que a no tanto como tú. Yo intenté mostrarme indiferente, meterme con mucha gente después de haber terminado con él, ¿sabes? Él era el amor de mi vida. ¡Lo sigue siendo! Pero me herí mucho al no terminar ciclos." -Allí comprendí que si dos mujeres me daban el mismo fallo, tenía que ser en aspecto, realidad-. "Al tratar de olvidar a base de mentiras. Pude haberlo hecho bien. ¿Y sabes qué una prostituta como yo le hizo ganar a él? El gusto de haber conocido, a Idette la que gustaba de ir al cine y hablar de novelas gráficas. Idette la mujer que quería casarse y tener hijos. Idette, la que le deseó mucho dolor en su vida, pero a la Idette a final de cuentas, que vivirá enamorada de él. ¿Sabes qué gané yo? Aparte de una herida, que arde; de una bofetada con weiße Handschuh, gané la experiencia de haberme  sentido diferente, conocerme a mí, diferente."

No supe cómo continuar la charla; pensé incluso que ella quebraría en llanto. Traté de atenuar el asunto, con el barbón echándose una ceja en el aire y la mirada en el plato. Un silencio corto, disensior y acompañado de música romántica. Pero ella empezó a reír. "Gané la mejor experiencia de mi vida. Aseguro que ahora te podrás reír de tí mismo al darte cuenta que tú, sólamente tuviste un mal rato y ganaste mucho, pero mucho material de reírte de tí mismo".
Me besó, me abrazó y me dijo: "por eso, soy una prostituta. Jamás dejaré de amarlo, de confiar que veré a él, en demás personas. Incluso puedo decir Scheiße dirigida a él, pero en el fondo, lo seguiré amando."
Me volvió a besar y me invitó a bailar. El sueño desapareció en un santiamén. El amargo momento se disipó al igual que el frío. Bailamos casi toda la velada. Bromeamos y continuamos con la charla.

Comprendí que al volver, sólamente me sobraba sonreír por que recordaré lo grato que me fue el haber obtenido un valioso comentario acerca del cerrar círculos. Ya lo había escuchado anteriormente. Quizá incluso, ya no tendré el gusto de acercarme a mujeres tan bellas y esperar lograr charlas con el mismo carácter; pero por ahora, el hecho de estar a lado de la directora de la empresa de los Monroy, me hizo desambiguar el querer engancharme con un imposible. El barbón arremetió con sugerencias de intentar algo serio, pero ella sabía que lo que me dijo, significaba esperar el momento en el cual no necesitara permanecer triste para darme cuenta lo mucho que había ocurrido. Que ella daba el enchufe justo, para saber que mi abuelo, necesitaba cerrar el círculo del amor de su vida y empezar el nuevo en ésta ciudad. Que yo debía seguir mi vida, incluso si me había ganado un enemigo, un amigo y un cobrador, pero que al final del día, ella me dió a entender, que celebrar año nuevo, no es algo más, que tratar de cerrar círculos.

"Entonces, ¿yo soy una prostituta también? Digo, prostituto, pero me entiendes, a final de cuentas".
"No, de hecho, no trataba de que entendieras lo que una prostituta hace. Nosotras, o más bien, yo, trato de olvidar sin tener éxito. Tú, kleiner, me demostraste que no todo sigue malo. Logré ser tu Miller, ¿cierto? Tu mejor manera de olvidar y reírte de tí mismo, converge en el hecho que no necesitas un clavo para sacar a otro. Tú sabes que fuiste honesto diciendo lo mucho que te duele y eso no está mal. De hecho, te lo agradezco. Cualquier pendejo me hubiera dicho que está dolido y despechado. Tú, estás desconcertado, dolido y despechado."
Reímos.

En sí, fue mi Manchausser y mi Miller. Fue incluso mi Roth, mi Stein y mi Goldie. Sé que ella había cometido un error y se estaba mofando de ella misma. No irónicamente, lo cual agradecí. 
Ella sabía que ella era la que había errado, pero aún así, reconoce que su error le costará caro.

El baile fue algo que me aligeró incluso los pensamientos. Intenté decirle al oído algo, pero el afán de hacerme sentir cohibido, me dirigía una cercanía de labios al unisono. Cambiamos de asientos diferentes veces. Las horas transcurrían veloces. Me enseñó a bailar huaracha de una manera más soltada. También me enseñó lo mucho que el negocio que mi abuelo recién me heredó, me daría una nueva oportunidad de aprender.

"¿Sabías que los bibliotecónomos, son en verdad, máquinas de dinero? Tu abuelo ha de haber generado más dinero que tú y yo haciéndonos abogados".

Y tenía razón. Miguel generó casas, terrenos inmensos y lúgubres. Logró tres carreras universitarias a sus hijas e inlcuso, logró autos envidiables. Pero creo que lo que más ganó, fue el tremendo conocimiento que alumbra las conversaciones que sostenía con él todo los días. No había charla que no aludía hechos factibles, para comentarme algo y seguir con las comedias. De pequeño decía que sería como él; incluso con el chiste aquél de ganar millones matando alacranes. Puesto que en Guanajuato, lo más que he tenido en mente, han sido las infestaciones de alacranes que caían de las vigas a las camas a media noche.
Los estantes atiborrados de libros, de todo y de todas las versiones. Incluso recuerdo unos cuantos recetarios, que muy seguramente, él regaló cuando deshizo la casa de la Río Blanco. Mi abuela Malena decía que mi abuelo, era un tonto, pero no tanto. Tonto por no arraigarse de las cosas tan valiosas y no tanto, por no arraigarse a las cosas.

"¿Sabías que tienes una muy linda sonrisa, kleiner? Deberías visitarme ahora cuando vengas con tu abuelo."
Y creo que lo haré, a final de cuentas, la excusa que no lo es tanto de ver a mi abuelo y tía. Seguir disfrutando las majaderías de Gael, del Ariel y del barbón y de una amiga que del pasado pude rescatar, puedo visitarla a ella, para hablar de lo que es ser una prostituta con clase.


Terminó la noche con estallidos de botellas, abrazos y un beso sincero. Sin compromiso de enajenarnos. Un par de besos y abrazos cálidos.
A la mañana siguiente, emprendí el empacar maletas y el derramar las lágrimas por toda la fusión emotiva que me hizo recalcar el adiós no definitivo.
Mi abuelo, sólamente rió a la distancia y me gritó que esta también era mi casa. Siempre lo ha sido, pensé.

Sólo sé que emprendí mi viaje con Scheiman, hablandome de lo mucho que un revolucionario comprendió en la vida de la pintora de la Casa Azul y que ahora una Kömeit, me hizo hacer la conversión, de no esperar  que al regresar las cosas sean iguales, a que cuando regrese, no esperen que yo sea igual.

Hay un pacto que ahora veo tangible. Yo fuí el equivocado y debo continuar con ése error. Haberme perdido de todo ésto, seguirá siendo mi penitencia. Antes del diez, la cita debe ser impecable. La comida, los abrazos y los besos, no serán los mismos, pero sé que en un santiamén, me he vuelto adicto a recrear en mi mente, lo mucho que disfrutaré, la siguiente entrevista.

Debería amenizarme con música, ahora que la idea de la agendada visita me ameniza la vida.





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