Seguro de lo que no puede ser en un estanque de aves y en una jaula de anguilas

La promesa dispersa
la fueridad y puril sensatez:
me proclamo diferente, apeado y diverso,
me siento confiado y simulto de advesro.

No seré profano y no seré mundano;
no seré pez en un agua inexistente,
no habrá sueños que me opriman las aletas mallugadas
no habrá recuerdos que me inviten a desvelar.
No los habrá, por que evitaré existir: nadar.

Por meses, me dejaré estancado.
Me dejaré en el fondo
me dejaré ambiguo
muerto, como es.

No seré ave, que busca suplantar.
No seré ave que emprenda el vuelo
no seré lo que no soy
sólo por el impulsoo de la brisa, del loable, del sereno.

Seré un muerto que habla y gime;
uno más de los que hay.
No me refugiaré como ermitaño en conchas que no me albergan
no me refugiaré en la rapiña de lo visceral.
No seré parásito,
no seré más que un muerto.