Nada.

Nadie es nada, aquí y ahora.

Por que no es lo que debe ser; más bien le dictaminan qué ser.

Por que no se sabe que ser si no se sabe que es.

Si tristemente circula la selección de seres. Por: los más aptos para sobrevivir, en un mundo de supervivencia.

Nadie sabe, embargo, los costos de ser alguien, sin saber que lo es.

Todos sabemos, de la nada, como algo.

Todos sabemos que la nada es algo.

Todos sabemos nada, algo.

Todos, nada, algo.

Todos: nada.

Nada.

Inclusive si yo supiese quién soy, diría que no soy nadie, para decir quién soy. Por que mis juicios aparentan, lo que jamás en la vida, terminaré de ser: simplemente yo.

Y ahí está tu ventaja. Tú sabrás quién soy, por el simple hecho de ser quién tú crees ser.

No lo digo por lo que citaste: "lo único que sé, es quién realmente soy". Lo digo por lo que ambos sabemos: nada.

Si tu no sabes nada de mí, lo sabrás todo. Por que cercano a mí, estás tú y está la nada, que nos hace saber de algo.

¿Confuso? Trata de dejar de indagar y sólamente preocúpate, que yo tampoco sé de tí nada y aún así, creo saberlo todo. Pero recuerda, sólo yo lo creo. Si también tú lo crees, ambos caeremos en el error, de saber. Más no de la nada, si no de la incertidumbre, de dejar ése espacio, lleno de todo, sin lugar a que algo insólito, que ni tú y ni yo tengamos en mente, aparezca.

Quedemos en que la nada, nos llene el todo.

Dejémos que lo insólito de la nada, no sea el algo más que necesitamos, para sabernos los unos de los otros; para saber de tí y para saber de mí.

La nada no es una distancia y ni siquiera una medida. Sólo sé que es algo, que tú y yo deberíamos descubrir, juntos, algún día.