Jamás sabrás cuantas veces morí el veinticinco.
Jamás, de mis labios oirás decir que las sombras que me ahogan , no las sabía venir.
Jamás sabrás lo mucho que el sol se me ha escondido.
Jamás sabrás, la falta, que me ha hecho tu sangre.
Tu enardecida voz.
Tus espaldas.
Tus labios y tu aliento.
Jamás.
El veinticinco he muerto.
Tentado y taciturno.
Con el rojo en las comisuras.
Con la distancia y el aplomado temple.
Te extraño.
*
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